Ni cena, ni copas, ni bailongo, la noche del sábado era transparente por derecho, y se imponía sesión de tele y manta. Con una oferta sin desperdicio, pudimos tocar toda la escala, en el mando, siguiendo escándalos: Un Do en Zarzuela (Después de escuchar a Tele 5, si fuera monárquica me declararía subdita de la Casa de Windsor), un Mi en Génova 13 (Revilla le hizo de telonero a Raul del Pozo), un Fa en Pontevedra (Intereconomía sigue empecinada en rescatar a Feijoo del naufragio del bote de la foto), con el Si Bemol de periodistas y abogados enzarzados, a cara descubierta, sobre un camino de baldosas de cine (Confidencias a medianoche, El Tercer Hombre, Garganta Profunda...).Lo mas granado del suspense pornográfico.
Si la futura Ley de Transparencia, tiene este prólogo, estoy deseando ver el interior y, ahora que marca tendencia, servidora también se va a apuntar por si acaso. De todas formas, como española pensante y votante, mi capacidad de escándalo se encontraba muy mermada tras un año de gobierno a machetazos del PP S.A, cuando "vía leaks" me he enterado del negocio Offshore (A traves del cual un montón de piratas internacionales, se convierten en corsarios con aval bancario), y de que hay enterrados mas de 20 billones en las simas oceanicas del Pacifico. Por lo visto, han hecho falta los esfuerzos combinados de 86 periodistas de 46 países ( encerrados en una barcaza en medio del Atlantico ), para elaborar la lista de los Hermanos de la Costa y el mapa del tesoro. Aquí, de momento, ha trascendido Tita Cervera porque toca bola en cuatro paraísos fiscales, pero seguro que aparecen, -entre los grandes del mercado de armas y del trapicheo político/energético-, algun John Silver amigo de Gao Pin o una entrañable.
Ha sido como pasar de Sierra Morena con su bandido casero de patillas y trabuco, al Crimen Organizado de Mario Puzzo. Y, Claro, la bronca entre nuestros ínclitos (Marluenga, Miralles, Encinas, Rojo, Berni etc...) ha quedado un poco deslucida. Ellos no se juegan el físico publicando a gente con probable nómina de sicarios, y así, sus diatribas pierden emoción.
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