viernes, 3 de mayo de 2013

Protocolo



       La he visto caer, por fín, a la Niebla Gris. La he visto descender lentamente, inapelable, deshaciendose en goterones espesos de tiempo, cada vez más oscuros, hasta llegar a un negro total y dulzón. A las seis de la tarde, se desplomaba sobre nosotros a pesar de Paz Padilla: Ahora, ya, mi querido "Crónico externalizado" ha abandonado la condición de enfermo, los esfuerzos paliativos de Güemes, y la mala sangre del PIB, con la misma suavidad con que la Niebla se ha adueñado de la casa: en un suspiro.

       No creo que eche de menos la batalla contra la penumbra sobre la superficie blanca de cama, y reconozco que saludé con cierta alegría el desprenderse del alma de mi crónico, y la ví partir felizmente, dejados aquí todos sus dolores, abandonada la pena de haberse, habernos, abandonado.  

       Por si fuera poco, a un paso a la izquierda de la tristeza, aparece la realidad politica y el espíritu de la "externalizacion" sanitaria surge en todo su esplendor: Si la despedida se da después de las 00¨00 horas, no se puede llamar al hospital (ya se les ha pasado la jornada), sino al 112. Y cuando esperas encontrarte con dos sanitarios, o un médico y un sanitario, o dos médicos solidarios con tu reciente viudedad, te aparecen dos robustos policias nacionales para asegurarse de que la despedida haya sido natural y no inducida. "Protocolo, protocolo", se apresuran a explicar cuando una se ha recuperado de la impresión, "¿Estaba enfermo el difunto?". No, (me dieron ganas de contestar),lo he asesinado a puñaladas mientras dormía, y, luego, los he llamado a ustedes.

       Al final, se lo llevó una funeraria, a mi pobrecito crónico,en bolsa de guerra y cargado sobre una silla metálica. Mientras lloraba frente a la puerta del ascensor, una pregunta me martilleaba las sienes:

¿Esta afición al protocolo les viene de lo monarquico o de la ausencia de personal nocturno? 


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