miércoles, 8 de mayo de 2013

Madrid Scout

 



       Andaba de retirada domestica, despidiendome uno por uno de los medios (servidora es muy cumplida, que lo aprendió de la Madre), cuando me ha parecido oir la voz de Lasquetti hablando del abismo cuantitativo y conceptual que media entre el 6 y el 60 %. Le estaban tocando la huelga sanitaria con tal aluvión de datos y serenidad profesional, que no sentía las piernas y el tono le salía nervioso, acelerado, discursivo y doctrinario. Ha sido una gozada escuchar como al noble escudero (también Director General de Hospitales Privados) se le escapaba, con el nerviosismo, que "Madrid es la comunidad que mas hospitales privatizados tiene" (Inmediatamente ha querido cambiarlo a "gestión privada") pero no ha colado: el sistema digital detalla hasta el último sonrojo. Y me ha dado pena que el show no se viera en Prime Time y en Cadena de audiencia; era una lástima desperdiciar semejante material en Tele Espe y a las dos de la madrugada.

       El baño al consejero, por lo menos, mitigaba un poco el mal sabor de justicia que me había dejado la Sentencia Mallorquina, (me ha sentado al estómago, como una ensaimada poco hecha, que mezcla corteza y masa al final de la caracola y, al tragarla, una se figura que está comiendo un batiburrillo de azúcar glas. Para mi que esa señora, la tuerta, ha quedado a los pies de los caballos. De hecho, solo le veo una salida airosa al bochorno: que enjuicie cuanto antes a Bárcenas, Pujol, y tres o cuatro más. Pero no deja de sorprenderme el desparpajo cuando la noticia tiene piel de escándalo; todo el mundo, propios, extraños, deudos y parientes se atrincheran en un conocimiento venial del asunto. Y partir de que hay una Infanta de España marcadamente oligofrénica, es la piel mas escandalosa desde los armiños de Wallis Simpson.

       Respiro desde el balcón de casa, de mi calle, en mi barrio, un aliento pesado y contenido; la sensación de que todos piensan en las bicicletas del verano, pero saben que las leyes más dolorosas también son de temporada, y uno puede bajarse de la sombrilla en septiembre para estrenar aborto, sanidad, pensiones y demás filfas ciudadanas. Si a la falta de liquido, unimos la desconfianza, me parece que vamos a pasar un verano de asfalto, todos juntitos, abanicandonos en los portales y alerta, como en los campamentos scout.
       

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