lunes, 12 de noviembre de 2012

Ex cuarentona agradecida

Gracias a mi niña-madre, que es casi de bachillerato moderno, escuela retórica Belén Esteban, y costume poligonera, hoy he escuchado una canción de reseña. Corría alegremente Radio Olé cuando, de pronto, una rumba ha rebasado el nivel de palmeo con que habitualmente se reconocen estos festejos, para adentrarse en el mucho más sofisticado universo de las letras que uno se para a escuchar.

Casi dos minutos jaleando a las cuarentonas desilusionadas para que se vayan de marcha. Nada que ver con las típicas canciones de lo que yo llamo pop de plañidera (empezando en la abnegada 'Secretaria' de Mocedades y terminando en la justificativa 'Señora' de Rocío Jurado). Allí se reivindicaba el michelín, la experiencia, las canas… un compendio de las realidades que la acompañan a una desde los 45 en adelante. Al principio me desorientó un poco que empezara diciendo "señora de las cuatro…”, porque mi educación nacional católica inmediatamente lo asoció al término puta. Pero escuchando mejor se podía apreciar que decía “señora de las cuatro décadas” como en los vinilos de La Voz de su Amo, a 33 revoluciones. Y las tres estrofas culminaban en un estribillo que parecía recién sacado de la última campaña de la Dieta de la Alcachofa: 

“Señora, no quite años a su vidaaaa, 
Póngale vida a los añooooos, 
Que es mejor” 

Yo ya sospechaba que Radio Olé se creo para hacer más llevadera la explotación laboral española, desde que mi niña-madre -recién obtenido el título de FP en peluquería- me dijo que ella necesitaba de sevillanas para el corte de flequillos y de seguidillas para las mechas. O, a lo mejor, será que la cancioncilla me ha aliviado el dolor espiritual de cervicales, pero lo cierto es que he salido a comprar el pan mas contenta y tarareando bajo la lluvia.

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