lunes, 26 de noviembre de 2012

Democrático

Foto: Audrey Flack
Camino de la Plaza de España,- último reducto para la algarabía que le ha dejado Botella a Manolito- he sufrido un espejismo sahariano. Ya desde la esquina de Pez con San Bernardo observé una congregación de personas, tan correctamente vestidas que parecían de boda. Me acerqué para ver a la novia y me desenfundaron un cartel de protesta en la cara. Tuve que dar una segunda ojeada para distinguir las pancartas, porque se notaba en seguida que al grupo le faltaba práctica. Y entonces caí en la cuenta: era el Foro madrileño, al completo, protestando delante del Ministerio de Justicia.

Hay una ancestral maldición gitana que dice: "Pleitos tengas y los ganes". Después de Ruiz Gallardón, los payos deberíamos acuñar: “Pleitos tengas y los pagues”. Por alguna razón esquiva, D. Alberto parece dispuesto a superar a sus correligionarios por la derecha, y mira que es difícil. Si Aznar pasará a los anales por la foto de las Azores, el bombardeo de Bagdad y el reconocimiento, - a toro pasado y población diezmada-, de que lo de las armas de destrucción masiva era más bien mentira, Gallardón pasará como el tipo que unificó quejas, criterios y opiniones de jueces y fiscales por primera vez en la historia. Allí no había ni sensibilidades, ni categorías profesionales, ni doctorados ni colegiaturas: hasta los bedeles estaban en la calle.

Pero desde donde habita el ministro debe haber poca visión espacial. Tiene a Acebes de “rondón” en el asunto Bankia, a Gao Pin a punto de salir corriendo de vuelta a Shangai, a los abogados del turno de oficio pensando seriamente en atracar bancos para la supervivencia, y a los secretarios judiciales en primera línea de playa de los recortes salariales a funcionarios. Personalmente, creo que el ex alcalde -después del padre de Luke Skywalker-, es un ejemplo de cómo pasar al lado oscuro en menos de diez años. Él, que empezó como faro progresista del partido por el asunto de las narco salas, ha logrado retroceder subrepticiamente hacia el fondo de la cueva, para salsear a gusto. Lo de cocinar se lo debió enseñar Corulla, presentar el plato le toca a Cospedal, y comérselo al resto de los españoles. Mientras, y en lo que consigue situarse al frente, ya tiene a la Unión de Colectivos Hispanos al completo. Si eso no es democrático, que baje Dios y lo vea.

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