sábado, 2 de marzo de 2013

La Olla











       Todo está congelado; el tiempo, el impulso, el aire y la Corona. Y la realidad ya no es una sucesión de gestos y actitudes. Desde que la Zarzuela se resquebraja por la bragueta, las cosas han entrado en una espiral descendente que abarca  el morbo de un posible y real menage a trois (lo de menos, que aquí ya estamos acostumbrados al borboneo), comisiones que harían palidecer de envidia a Bernardo de Holanda, trapicheos con mayoristas de bombas de racimo, e intermediaciones de dudosa catadura. Dice mi vecina, una mujer laureada con la Encomienda al Mérito Conyugal, que "la entrañable" no le gusta y que, puestos a pagarle al Rey las limpiezas de bajos, ella hubiera invertido el dinero común en una garota brasileña. Yo creo que la nacionalidad no importa, ni si es auténtica o una muñeca hinchable, lo grave es que sus perjúmenes de hembra dispuesta terminarán por ahogar el pestázo a ciénaga del resto de las instituciones.

¿No será que aprovechando el asunto de la cadera, lo van a inmolar para salvar al resto de la casta política? Vuelan las querellas inter pares, y el primus está obligado sino a dar ejemplo (Y ya no es tiempo) si a desviar la íra de los vasallos. El problema estriba en que la íra popular no ha sido provocada por un dragón incendiario de cosechas, sino por una banda organizada y mafiosa que también les ha quemado las cosechas y, casualmente, se sienta a la mesa del primus. A lo mejor está utilizando los cancanes de la entrañable para volatilizar sobres de Bárcenas en bolsillos del mas alto standing; a lo mejor cree realmente que, mientras el personal hurga en la ropa interior, va a dejar de cuestionarse las razones limpias que lo ensalzaron a primus; a lo mejor, en otro arrebato de prepotencia, agita unas bragas sucias para ahuyentar el Referendum que se está gestando en el vasallaje.

Mi vecina, además de condecorada, es monárquica de toda la vida - de las que paladeaban la "sencillez de sus majestades" y afeaban el boato semi porno de la corte monegasca- y por eso me ha descolocado lo desabrido del tono, más que el comentario: parecía que los cuernos públicos se los habían puesto a ella. El resto de las damas de la panadería, totalmente de acuerdo, han puesto como un pingo a la - en audio literal - "loba del Rhin". Mientras me daban las vueltas no podía dejar de percibir el olor a agravio, como si cinco mujeres de edades comprendidas entre los 45 y los 80 años, se hubieran mimetizado con Sofía de Grecia, y las estuviera  engañando el rey de España. No sé que importancia tendrá el dato a nivel sociológico; a nivel político, por lo menos en mi barrio, indica que la "desafección" avanza peligrosamente hacia el desprecio. Y es que, como decía un tio abuelo mío, "donde tengas la olla, no metas...."     

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