viernes, 22 de marzo de 2013

El Otro Teatro de Manolita Chen


          Fuí al "ANoite" a escuchar a mi amiga Raquel tejiendo boleros de ganchillo negro con el aguardiente en lo profundo de la voz, y Chavela Vargas, acompañando y sombreando lo profundo del sentimiento...Pero me topé con Nacha "La Macha", y todavía no me he recuperado de la impresión. Nunca antes había visto mover el arte, volantes flecos, peluca, humanidad estridente y avasalladora, zapateando sobre dos ladrillos de escenario, sin dejar una sola verónica fuera de repertorio.

               Tenía que haber imaginado algo así porque, nada más entrar en el local, me avasalló el olor vago y dulzón de una memoria remota que nos contaba mi padre: En plena década de los 50, con la Dictadura  devorando espíritus, y la censura convirtiendo el guante de Gilda en un desnudo integral, Gijón cobijaba a un espectáculo de variedades conocido como "el Teatro de Manolita Chen", donde las plumas alborotaban, y, por lo visto, al calor de su revoloteo, se ocultaban los chascarrillos sobre la Iglesia, la burla a la moral burguesa, y mas de un perseguido politico.

              En el Madrid post grado del siglo XXI, con las Legiones Ultracatólicas de Botella husmeando hasta el corazón de la fiesta, un cura excomulgado, y el "aséptico turismo de diseño global" extendido desde Cascorro a Serrano, ha sido un placer escuchar referencias anticlericales y hasta directamente sexuales (Sandra, que también trabaja allí ondeando velos, esta especializada) mientras, descendidos del baldosín, los actores brindaban con el personal. Una velada en la que, como en una verbena, servidora giraba la cabeza de una atracción a otra. Del griterio y petición - "¡Cántate algo por Juana Reina!", "No, ¡María la Portuguesa!", "¡Por Pantoja!"... - al ataque de risa que sacudía a tres rumanas de libranza (por lo participativo), y el lento devaneo, enlazado por Raquel, de una pareja de caballeros que celebraba su 51 aniversario.


           


       Me voy a la cama con la satisfacción de saber que, rebelde y dinamitera, Manolita Chen sigue dando la cara por los artistas del otro lado, los eternamente perseguidos.

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