lunes, 11 de marzo de 2013

La comunicación inexistente


 




         Ayer, hacía buen día y el sol ,explotando, nos sacaba de casa con la sensación primaveral del principio de la torrentera: A la ciudadanía, nos devolvían a la calle la luz brillante y el calor de seis millones de alientos jadeando en nuestros cogotes. A los otros, el poderío se los llevaba de aperitivo por las terrazas de moda y las nuevas azoteas de tapa y diseño. Lo sé porque los espacios más chic, caros y turísticos de mi barrio (Y son mil) estaban abarrotados de mecha californiana, tapizado burberrys y complemento Vuitton. Mientras bajaba por la calle Libertad hacia Castellana, la distancia entre unos y otros se ha hecho más patente aún de lo que ya era:

. Unos agitaban la íra, con las lentejas esperando el regreso hambriento del huerfano de cañas domingueras. 
. Otros, sin embages, enarbolaban la sonrisa despreocupada, como de lejanía, que culmina una buena ruta de pinchos. 

      Japón recuerda el Fukushima. Aquí, el Gregorio Marañón (sin pruebas de laboratorio - externalizadas a Güemes -, sin  servicio de urgencias, y sin derrotarse) avisa de que las consecuencias nucleares niponas, son una filfa comparadas con las consecuencias reales de dejar, tres años más, la Sanidad Publica en manos del Partido Popular. A titulo de consuelo, otro joven con talento de la casa (creo que Floriano) insiste en que "vamos por el buen camino y dentro de unos meses se veran los beneficios de la reforma Laboral". Para mi que este también se entera por los periódicos, porque el abuelo de mi nieta ya ha sentido los efectos en carne propia:

     Le han quitado 500 euros de sueldo, y le han cambiado el turno normal de autobusero, por uno, de lo mismo, pero con horario de vampiro.

      Y cuando ha reivindicado su condición humana, le han contestado que "¡Chitón! llevais tres meses sin Convenio y este no es país para viejos". Aún así, dice el abuelo de mi nieta, da vergüenza quejarse cuando uno pasa todos los días, con el uniforme de la empresa, delante de los bancos, repletos, de las plazas. Ahí le doy la razón.

       Tiene que haber un problema de comunicación en todo esto. Los del PSOE, evidentemente lo tienen con Ponferrada, los de UPyD con Twitter, los del PP con Bárcenas, la justicia y los alcaldes gallegos, los votantes con los programas electorales y, en general, la Constitución con las nuevas levas. Pero mientras se limpian los canales, Rajoy, Fallero Mayor, le pega fuego a la Falla España, galardonada con el Primer Premio al Escarnio, y levantada en el patio central de Génova 13.


No hay comentarios:

Publicar un comentario