martes, 18 de diciembre de 2012

Parte de guerra

Nueva maniobra del Ayuntamiento, nuevo intento de finta defensiva por mi parte. Este año, con la crisis, parece que no se han retirado las tropas a sus cuarteles de invierno, sino que han decidido adelantar la tradicional ofensiva de primavera (esa que organizan veinte días antes de que empiece el plazo para la Declaración de la Renta y que consiste en invadir de cartitas -más o menos hirientes, según renta- al contribuyente).

El año pasado asaltaron mi cuenta con un ariete de embargo y, tras un primer embate dieron dos pasos atrás para calcular daños y tomar nuevo impulso. Yo contraataqué con dos visitas a Sacramento 3, otras dos a Alcalá 45, una a Guatemala 16 (y varias repartidas por oficinas de la Gran Vía de Atención al ciudadano), y dejando evidencia de mi iracundo paso en forma de escritos debidamente registrados. También hemos tenido un par de escaramuzas por internet pero sin consecuencias, anónimas… Creo.

Sé que voy a perder esta guerra. Lo sé como lo sabían los Confederados después de la Marcha de Sherman, y los republicanos después de la Batalla del Ebro, como sé, también, que es una derrota de pura impotencia, el mejor generador de ira para las almas sencillas, y que, por lo tanto, será una derrota romántica.

Llevo dos alcaldes y medio desde que estallaron las hostilidades:
  1. Álvarez del Manzano y FUNESPAÑA: Acababa de enterrar a una tía abuela y a la familia se salió carísimo.
  2. Ruiz Gallardón: Tocó varios puntos sensibles de nuestra coexistencia municipio/contribuyente, a saber: la hora de aparcamiento, el genocidio arborícora y el alquiler (con derecho a compra) de las plazas vecinales.
  3. Botella: De momento solo tiene consideración de 50% porque no creo que termine la legislatura y, si la termina, ni en broma repite.
Pero sé que he perdido, porque, como los americanos en Vietnam, lucho contra un enemigo invisible.

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