El año pasado asaltaron mi cuenta con un ariete de embargo y, tras un primer embate dieron dos pasos atrás para calcular daños y tomar nuevo impulso. Yo contraataqué con dos visitas a Sacramento 3, otras dos a Alcalá 45, una a Guatemala 16 (y varias repartidas por oficinas de la Gran Vía de Atención al ciudadano), y dejando evidencia de mi iracundo paso en forma de escritos debidamente registrados. También hemos tenido un par de escaramuzas por internet pero sin consecuencias, anónimas… Creo.
Sé que voy a perder esta guerra. Lo sé como lo sabían los Confederados después de la Marcha de Sherman, y los republicanos después de la Batalla del Ebro, como sé, también, que es una derrota de pura impotencia, el mejor generador de ira para las almas sencillas, y que, por lo tanto, será una derrota romántica.
Llevo dos alcaldes y medio desde que estallaron las hostilidades:
- Álvarez del Manzano y FUNESPAÑA: Acababa de enterrar a una tía abuela y a la familia se salió carísimo.
- Ruiz Gallardón: Tocó varios puntos sensibles de nuestra coexistencia municipio/contribuyente, a saber: la hora de aparcamiento, el genocidio arborícora y el alquiler (con derecho a compra) de las plazas vecinales.
- Botella: De momento solo tiene consideración de 50% porque no creo que termine la legislatura y, si la termina, ni en broma repite.
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