lunes, 31 de diciembre de 2012

España Art Decó

Foto: Peter Krasznai

He estado en el Mercado de San Miguel. Fui el día de Navidad, era de tarde, y me empujaba ese deje tradicionalista que, todos los años, ejerce de sujeto implícito durante las fiestas. No es un impulso nostálgico, ni una exquisitez del alma al aroma solidario, ni siquiera es una reminiscencia de paraíso perdido, simplemente nos dejamos llevar por el instinto gregario y podemos aparecer en cualquier sitio. Lo mismo da una avenida encenagada de luces que un hipermercado con escaparates de diseño, o una plaza cuajada de tenderetes decorados a lo Hansel y Gretel. Aterricé, por casualidad, en La Latina, y ahí estaba, cristal y negro con hechuras art decó. Dentro también todo relucía art decó: las cien vinotecas talladas en maderas nobles y hierro, los mil alemanes celebrando la cosecha riojana a precio de champán francés, y los dos mil españoles/as, con niño y carrito, que aprovechaban el calorcito para montar tertulia - consumición aparte - en las galerías. Hasta el mostrador oficial, con morena de clavel en la oreja y venta de castañuelas homologadas, dejaba entrever el futuro art decó que nos espera: con la inestimable aportación de Eurovegas, y un buen recauchutado de monumentos, volveremos a ser el spa de los países industrializados europeos, como en 1925.

Por si me quedaban dudas, de vuelta casa, encuentro en la red de mi barco Toshiba un pequeño bocarte que está remontando internet. El pescadito nace en la BBC y, dicen, le ha provocado urticaria a Rita Barberá, y una crisis de ansiedad al resto del PP. Postales turísticas del despilfarro en la Comunidad de Valencia; normal que les preocupe con la cantidad de naturales del imperio que hay sueltos por la costa.
La Navidad es lo que tiene, una cuasi lágrima por lo que pudo haber sido, lo que es y lo que, sin duda, será. Menos mal que dentro de nada empieza la cuesta de enero.

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