lunes, 8 de julio de 2013

La Costa de los Mosquitos


     



       He tenido que espolvorear salfumán entre los renglones del diario porque la rata había anidado ( y puesto huevos), en lo profundo de mi ciberespacio. Creo que esta vez sí me he deshecho de ella o, por lo menos, he achicharrado el entorno y ya no puede alimentarse.  Al estilo soviético o, como dicen en mi pueblo, al enemigo ni água. De todas formas, la desratización llega en un momento oportuno para desahogar la impresión de ayer:

        Fuí con Moñitos a una de esas actividades ludico-educativas, con que los poderes fácticos intentan paliar las vacaciones escolares a los padres, y acabamos en un parque temático europeista que reunía lo mas granado del tópico nacionalista (desde una réplica de la sirenita de Copenhague, hasta el atomo de Bruselas, pasando por la Puerta de Alcalá) en varias hectáreas de prados, puentes y caminillos demarcados. La idea era bonita, el ajardinamiento minimalista pero elegante, los columpios de última generación, y las atracciones rozaban lo cultural. Pero una mente preclara del Consistorio (quiero creer que bienintencionada), sin la mas mínima noción de biología y ecosistemas, asesorado probablemente por un cuñado sin título, había plantado toda la estructura encima de un pantano y los mosquitos, como un chirimiri constante, le caía a todo el que permaneciera parado, en el mismo lugar, mas de dos minutos. Moñitos llegó a casa con una marca en el cuello a lo Crepúsculo, y, servidora violeta de picotazos (cometí la imprudencia de sentarme en un banco), y con la mente vagando de la Birmania profunda al paludismo.

       A veces creo que en Madrid, de tanto externalizar, se cuida poco el detalle: alguien tiene una idea en caoba, el de al lado se la plagia y se la encarga a un tercero para que dé prestancia al mismo formato, pero en pino. Pasó con la remodelación de la Puerta del Sol (arquitectura de vanguardia en intercambiadores, diseño a lo Guggenheim, y ni un solo árbol desde cuya sombra, disfrutarlo), ocurrió con la candidatura de Madrid 2016 (mucho comité, mucha manopla y muy poco criterio deportívo), esta pasando con los Hospitales semi de Aguirre (que han olvidado el detalle de los pacientes), y pasará con Adelson y la Ley del tabaco. No es un problema de forma, sino de fondo, y, después de haber visitado el Parque Europa, las posibilidades de remontar la economía vía Obra Pública, parecen, como mínimo, erráticas. Igualitas al vuelo de un mosquito.

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