viernes, 12 de julio de 2013

El Divorcio que viene

     






       El verano sube un Turmalet hacia la segunda Operación Salida, y, con la misma intensidad, sobrevuelan los divorcios a los veraneantes. Cuando era joven, felíz e indocumentada, pensaba que el sol brillando, los cielos despejados, la calima de placidez que nos adormece entre junio y septiembre, implicaban, obligatoriamente, alegría, claridad mental y un estallido, permanente y revolucionario, connatural a las vacaciones escolares. Y que era imposible sentirse desgraciado en verano. Ahora, mayor y con mas espolones que un gallo de pelea mejicano, contemplo los estíos como experiencia socio económica que suele terminar en desastre:


  1. Porque una siempre espera mas de lo que hay, como si el sol nos deslumbrara la realidad (de ahí la parte social)
  2. Porque una calcula gastos sobre el invierno y nunca, nunca, el presupuesto se ajusta a lo pactado con uno mismo.


       Dicen mis amigas casadas que los divorcios se ven venir,  que revolotean un montón antes de posarse, y hasta tienen paralelismo político/constitucional. Juana, en concréto, distingue tres fases históricamente definidas:


  • Estado pre autonómico: en el que las partes buscan "espacio vital" con la fruición de un ário en 1939
  • Estado de las nacionalidades: surgen dos comunidades dentro del nido, uno de ellos con claras pretensiones independentistas
  • En la tercera fase, solo hay dos posiciones:
                          a) República Federal pactada en un mismo territorio
                          b) Guerra Abierta: equivale a divorcio de sangre con daños colaterales                                               forzosos.

       
       Si abro diafragma en busca de la profundidad de campo, todos se divorcian: los sindicatos se estan divorciando de la militancia, el PP se esta divorciando de los votantes y el Estado Español se divorció, hace ya meses, de la honestidad
     

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