sábado, 27 de julio de 2013

Rumorología de Ría

   


     Vaya por delante que servidora llegó el sábado a las siete de la mañana, y a las dos de la tarde estaba solicitando una línea ADSL a Telefónica. Naturalmente, me atendió una mujer sudamericana vía Hispasat, que me garantizó el servicio "el lunes a las seis, lo mas tardar"; naturalmente también, el martes a la salida del mercado, me paré en una cabina telefónica y llamé al 1004 para interesarme por el estado de mi línea que, sin duda debía venir desde Venezuela y en barco, pero, eso si, con premura. Esta vez, contacté con la oficina de Coruña; la pelota jugaba en tejado nacional y esperaba resultados después de haber expresado tan claramente la frustración por el secuestro telefónico, que una señora de la cola del autobús se solidarizó conmigo y aliviamos su espera poniendo de vuelta y media a Telefónica y los chanchullos externalizados del PP. El sujeto agente de Movistar, con acento de Lugo y condescendiente dulzura, intentó venderme un móvil.

       A esas alturas, servidora ya no sentía ni siquiera Síndrome de Estocolmo, y me lancé a una lista de amenazas que iban desde el cambio de compañía en general, hasta la queja personal. Había apuntado su nombre a pesar del gruñido gutural con que suelen decirlo, y se lo arrojé, inmisericorde, seguido de un usted que marcaba claramente las fronteras (El acento venía en los génes de la familia materna, del marquesado) Colgué henchida de orgullo: Me habían garantizado un técnico a las seis. En la madrugada del miércoles, mi furia rozaba en lo vesanico....y seguía incomunicada. 

       Por fin he conseguido salir al mundo, hoy, sábado, a través de la Red Local. Pero, pensándolo bien, casi prefiero no haber tenido línea durante el primer luto, porque podría haber caído en la tentación -políticamente peligrosa - de haber visto un chispazo, antes del desastre, muy parecido al que generaban unos mini petardos de fósforo que, en mi alegre infancia,  vendían los piperos y parecían gotitas de cera en una cartulina gris. O hubiera, tal vez, expresado mas dudas que el mismo sindicato de maquinistas (Hay que ser buen profesional para llegar a conducir un AVE ¿No?); o me hubiera cuestionado, públicamente, el día, el ancho de vía y la capacidad gravitatoria de un vagón con estructura articulada (solo recuerdo otro amasijo de hierros que volara en España, y era muy niña)

      Afortunadamente, Movistar me ha impuesto un tiempo de meditación, de escucharle el dolor a la Ría, de mirar y hasta ver, la enorme tristeza que se ha posado sobre Galicia. (Lo del luto oficial no pasa de obviedad, los gallegos van a vestir de pena interior, el resto del verano) En mi pueblo de okupa, Cantábrico adentro, la ciudadanía espera, como un rumor, la caja negra. Y, sino, una iluminación de Santiago que, al fin y al cabo, cierra España.

     

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