jueves, 17 de octubre de 2013

Ecología en Vena







       Al final no era hibernación tradicional sino cocción de tormenta en olla metálica, y la Ría estallo a gritos, sobre las copas de la arboleda, a las tres de la madrugada. En Madrid nunca había escuchado semejante bullicio de gotas (se ve que allí las callejuelas, como cuerdas de tender la ropa, mitigan mucho la caída), ni había sentido los exabruptos del viento (allí terminan rolando en las rotondas de acceso y, claro, pierden voz); aquí, en una sola noche, he descubierto por qué los cubanos reciben con pánico al amigo ...y póngase detrás el nombre del último huracán testado por el Servicio de Guardacostas USA. Luego, a mediodía, la mar recompensaba con un sol de justicia divina.

       Parece que este la naturaleza de punta y los bichos ya no se corresponden con lo que aprendimos en el zoo. Me explico:

  • Se ha descubierto roedor para el fiasco de los terremotos tarraconensis y, ¡Oh sorpresa!, pertenece a la familia de los IBEX. Ademas especímen alfa de nombre ACS, raza madridista o, lo que es igual, Florentino Perez y su "insondable chequera". Castor con pellejo de armiño, voracidad de caimán Cajún, e instintos de zorra en pleno ciclo menstrual.
  • El faisán, ni plumas de sombrero Ascott, ni regusto a Grimm....era perdíz y, encima, de gallinero.
  • Famélica, la Gata del Portero devora cuanto invertebrado le ronda por lo del aporte vitamínico (para mi que le han retirado el whiskas)
  • Y luego, lo de siempre, la gaviota, único pájaro del mundo con sabor a sardinas en textura de gallina vieja, revoloteando como una paloma con disentería y el nido céntrico.
       En el sector humanóide, mucho menos ecológico, los asuntos siguen sin estar claros pero, lejos de adaptaciones, aún se rige por una Ley Inmutale: la Pasta, y una sabe a que atenerse. Ahora que la Estelada vale una millonada, Duran i Lleida se ha asegurado un 10% en el Registro Mercantíl del Congreso.

       Vale que aquí no abandonas la condición de pária/turista hasta la segunda generación descendente, y vale que aquí tienen mas peligro las sonrisas que los gruñidos de advertencia de un pitbull, pero existe una connotación ecológica, quizá en la virulencia de los vientos del Atlántico, que transforma a la fauna autóctona en una suerte de tiernos marsupiales, afelpados, únicos (por aislamiento igual que en Australia), y de bolsas dónde aún no se ha asomado el hombre blanco. No me extraña que observen con desconfianza cualquier bicho que llegue del otro lado de las montañas; personalmente, servidora empieza a sentirse ornitorrinco y fuera de temporada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario