Decapitaciones

 

          Llevo un par de días investigando "el extraño caso del roble quebrado" o, lo que es igual, preguntando a los vecinos por qué de la noche a la mañana, el primer árbol de la plaza de San Ildefonso - el que hace esquina con la calle Don Felipe y la Corredera Alta de San Pablo - ha aparecido literalmente decapitado. Sin ramas, sin hojas, sin fruto, sin copa, astillado de cintura para arriba, como un financiero cualquiera de Soto del Real. Y resulta deprimente.

1.  por la estética viva de la plaza,(ahora mucho mas muerta)
2.  por el recorte de sombra (especie que ya estaba en peligro de extinción por cortesía de Gallardón) 
3. porque ya no disimula el entorno de instalación posmoderna cutre y residual (a base de contenedores,uno para vidrio, otro para cartón y otro para plástico) que montó Botella, con nocturnidad y alevosía, hace un año.
4. porque, como ocurre con Blesa y compañía, todo el vecindario esta sufriendo las consecuencia del roto y nadie se ha enterado muy bien de qué ha pasado.

      Después de contemplar mucho el mondadientes desde todos los ángulos posibles, y delinear mentalmente aquel precioso árbol vivo que era hace una semana, solo se me ocurren dos posibilidades: O un rayo apuntado desde satélite, o una productora especialmente entusiasta y joven que se pasó con el peso de la grúa. Conociendo al Ayuntamiento (y salvo que lleven apellido azul. a lo Mato), la multa va a ser de alivio, pero cuando terminen de arrancar a mi primo, colocarán una mesita en el hueco. 

       Algo parecido ocurre con el expediente fiscal de la Señora de Urdangarín, que podría clasificarse de X. Ahí está, como un menhir avalado notarialmente, con sus fincas rústicas, sus compra ventas, un DNI fantasma y el rosario inacabable de errores de Hacienda. Solo se puede explicar de dos formas: O hay una conspiración contra la infanta que riete de las Azores, o la han pillado definitivamente por enriquecimiento entusiasta, y no hay cuajo para hacerla pagar.