viernes, 4 de enero de 2013

Que así sea

Foto:  tonynetone

Ya ha pasado el Año I, el primero después de… añadase un Cristo, un cáncer, un bebé especialmente deseado, una presidencia… En mi caso la frontera se estableció justo a la orilla del camino por donde se me alejaba el único hombre del que he aprendido honestidad. A 365 días pasados resulta obvio que el mundo, en general, está peor sin él y nosotros, en particular, hemos abandonado un algo (aún no sé que), a los pies de esa frontera en esa orilla, justo, del camino. Allí coincidimos, por primera vez en muchos años, los cuatro hermanos y me dí cuenta de que conformamos un bodegón impresionista, de trazo liviano pero profundo, donde una pera, una manzana, una naranja y un aguacate consiguen amalgamarse de forma natural en un cuenco. Nada que ver con aquel principio matemático de los Conjuntos: "Nunca se pueden sumar melones y ciruelas”. Las obras de arte pueden.

Ahora me siento parte de una pintura que se expondrá al público en el futuro; no tengo idea de si soy la pera o el aguacate, o un color de óleo (casi imperceptible en las distancias cortas aunque abundantemente difuminado desde el otro extremo de la habitación), pero tengo muy claro que hace falta la mano de un genio para armonizar tonalidades tan dispares, en formas tan diferentes y hacer que parezca un conjunto. 

A los pies de esa frontera al borde del camino, nos miramos los ojos, los unos a los otros, y, como me dijo una vez una mujer sabia, decidimos ser bodegón impresionista, que algún día alguien pueda colgar con orgullo la obra de un hombre honesto, en el museo de la Humanidad. Que así sea.   

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