Hoy hemos recitado el segundo funeral de mi Madre (es increíble lo que cuesta ponerlo negro sobre blanco), porque nuestros amados, como las estrellas de rock han tenido tres sepelios, o memorias,o tristezas colectivas:
- La del amigo fiel, hombre venerable que incluso ayuda en la misa.
- La de los hijos, los que nos quedamos de relevo de guardia.
- La del "rincón de Mar", que se celebra a orillas del Cantábrico, nuestro Mare de clán .
Hace unos años, hablando con un retoño joven del tronco, me dijo:"Yo al abuelo no lo recuerdo, y no espero que mis nietos me recuerden a mi."A partir de ese momento, servidora se propuso combatir el alzheimer generacional, sobre la base de dos conceptos:
- A quien te ha dado la vida, hay que acompañarlo hasta el final, hasta la orilla misma de la laguna, y darle en mano una moneda a Caronte. Es de bien nacidos.
- De ahí se vuelve con el alma extraña, pensando en los demás casi como un bien imprescindible -mas perecedero que los yogures y de rentabilidad imprevisible- pero exquisito .
"-Mi páre tié un reloj de plata.
- Y el mío un cabayo.
- Y el mío una escopeta..."
Cuando lo leí, en el colegio y en la imaginación, el gitanillo del poema arrastraba las jotas igual que mi niño del autobús.Si esto no es tener el alma extraña...
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