Foto: geralt |
Lo cierto es que entre las amenazas del 12 del XII del 2012, del calendario gregoriano, y el 21 del XII del 2012, del calendario maya, parece que nadie tiene ganas de colgar bolas al arbolito - excepto el Ayuntamiento de la Botella que, de momento, ya se ha colgado la guirnalda de la Comisión Madrid Arena. Un pensamiento tácito recorre las conciencias de creyentes y asilados: "Si no vamos a llegar al 24, ¿para qué montar un nacimiento cuando el PP ya disfruta de un Belén generalizado en la calle?"
Personalmente, me cuesta verbalizar lo del espíritu navideño tanto como materializar los conceptos pavo, langostinos y fiestón, entre una manifestación y otra (voy a casi todas como daño colateral cívico de las alegrías gubernamentales). De puertas para adentro, el asunto no va mucho mejor; todavía no me han organizado una concentración en el pasillo de casa, pero la crisis generacional está alcanzando niveles de radiación japonesa. Al final, 15 días antes del evento, todavía no tengo muy claro dónde voy a pasarlo, ni si voy a pasarlo, ni si vale la pena el esfuerzo; casi prefiero esperar a que salte un conejo de la chistera porque, digo yo, que si hay chistera (y la hay) en algún lugar debe estar el conejo. Espero que lo enseñen a tiempo para que podamos comérnoslo.
Hermoso relato intimista. Tienes magia a la hora de contar las cosas Alicia.
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